En mi caso, me considero partidaria de las clases presenciales, ya que si se acude a estas, se cuenta con la oportunidad de salir a la calle en el trayecto que hay desde nuestras casas hasta el centro educativo, y además también se cuenta con la oportunidad de poder relacionarnos con gente, siendo ambas cosas beneficiosas para nuestra salud. Por otro lado, una clase presencial permite interactuar más fácilmente con el profesor en el caso de que se tengan dudas, lo que nos ayudará a resolverlas antes, ya que solo tenemos que levantar la mano o esperar hasta el final de la clase para preguntarle; mientras que si nos referimos a clases online es más complicado que el profesor sepa que tenemos dudas, ya que para que una clase online en directo transcurra mejor es necesario que todos los participantes salvo el profesor tengan el micrófono apagado, lo que hace más complicado transmitir nuestras dudas, obligándonos en muchas ocasiones a recurrir al correo electrónico para transmitirselas, pero este no siempre funciona bien, ya que en la situación en la que estamos mucha gente se ve obligada o a trabajar desde casa o a recibir clases online al igual que yo, lo que hace que Internet en muchas ocasiones se colapse y, en consecuencia, que no podamos comunicarnos con los profesores.
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