jueves, 13 de febrero de 2020

Clase de psicología

A continuación, se llevará a cabo un breve análisis sobre el enfoque dado a las clases de psicología, basándome en los criterios de la percepción y la memoria. 
En primer lugar, analizaré las clases bajo el punto de vista de la percepción, basándome en los factores externos, que son aquellos que guardan relación con la posición del estímulo con respecto al espectador, pues son los únicos sobre los que puede influir el profesor, ya que los internos son totalmente subjetivos; dicho esto, comenzaré el análisis. Los factores externos analizados, debido a que los considero más relevantes, serán: la luminosidad, puesto que el aula de psicología cuenta con una buena iluminación que nos permite ver al profesor mientras da su explicación, así como todos aquellos esquemas que él escribe en la pizarra, y a su vez, disponemos de la oportunidad de apagar las luces en el caso de que el profesor quisiera poner algún vídeo o imagen para acompañar la explicación con el proyector, aunque no siempre juega a nuestro favor, debido a que nuestra aula cuenta con una pared transparente que nos permite ver el pasillo que, al tener siempre las luces encendidas, nos proporciona la distracción de ver a la clase de al lado o a cualquier persona que vaya por el pasillo, pero aún así, no considero esto un factor tan relevante como para tenerlo en cuenta a la hora de analizar las clases, puesto que el profesor no puede influir en la estructura que el centro decide dar a sus clases; el tamaño, debido a que, al ser el profesor una persona con una gran altura, es más fácil verle desde cualquier localización de la clase, aunque este, no es un factor que él decida, pues su altura se debe a un motivo genético sobre el que él no puede influir; el movimiento, puesto que el profesor no se queda inmóvil en el sitio durante la clase, sino que se va moviendo por el aula; los cambios, pues él varía en más de una ocasión su tono de voz durante la clase para que a sus alumnos nos resulte más fácil mantener la atención; y la novedad, pues en la mayoría de sus explicaciones, el profesor nos pone ejemplos que en más de una ocasión no tienen relación aparente con lo explicado, resultandonos entonces llamativos o familiares, al tratarse en algunos casos de situaciones que vivimos de forma cotidiana, generandonos así una sensación de novedad al no esperarnos dichos ejemplos, por tanto, préstamos más atención y en consecuencia lo entendemos mejor. 
Seguidamente, analizaré las clases bajo el punto de vista de la memoria. A los seres humanos nos es más fácil recordar lo primero y lo último, por lo que, el hecho de que el profesor siempre recuerde al inicio de la clase lo explicado en la clase anterior, acentúa el que nos sea más fácil recordar la información explicada; por otra parte, la comprensión también nos ayuda a memorizar, por lo que, el que el profesor siempre se asegure de que entendamos toda la información y nos anime a preguntar dudas por si nos pudiera no haber quedado algo claro, también ayuda a que nos sea más fácil recordar la información; finalmente, el hecho de que el profesor interactúe con los alumnos, proporcione un toque humorístico a la explicación, haga variaciones en el tono de voz, y ponga ejemplos tanto de situaciones cotidianas como de casos conocidos basados en situaciones fuera de lo común, colabora no sólo a que prestemos más atención, sino también a memorizar mejor dicha información. 
Como conclusión, he de decir que, bajo mi punto de vista, el profesor plantea perfectamente sus clases, pues hace un gran uso de sus conocimientos sobre la percepción y la memoria para que a todos nos resulte más fácil tanto mantener la atención como retener la información, al mismo tiempo que hace sus clases más amenas; por lo que no tengo ninguna queja sobre su forma de dar las clases. 

¿Nos podemos fiar de nuestra memoria?

Antes de dar mi opinión sobre el problema planteado, considero oportuno especificar que en todo momento me voy a basar en personas que no cuenten con ningún tipo de alteración en la memoria, como bien pueden ser el Alzheimer o la demencia senil, entre otras. 
Una vez aclarado lo anterior, proseguiré dando mi opinión sobre el problema planteado, el si podemos o no fiarnos de nuestra memoria, eso sí, distinguiendo entre los tres tipos de memoria estudiados en clase. 
Por un lado, daré mi opinión con respecto a la memoria sensorial, que es aquella que se percibe por los sentidos, y es que, basándome en una persona que no tenga ningún tipo de alteración o problema a la hora de percibir por los sentidos, como bien pueden ser la sordera o la ceguera, entre otras y por motivos evidentes, no veo el motivo por el cual no pudiéramos fiarnos de esta, pues al ser inmediata es muy complicado vivir cualquier tipo de situación tan extrema que nos impulsara a dejar de fiarnos de ella, pues no considero que pudiera darnos problemas más allá de la típica situación en la que nos dicen algo y entendemos otra palabra, o viceversa tanto con el oído como con el resto de los sentidos, siendo este un problema sin importancia que se puede corregir y/o solucionar en el mismo momento y que realmente no ocasiona ningún mal; y aparte, al ser esta inmediata es menos probable que se de ningún tipo de alteración. 
Por otro lado, también está la memoria a corto plazo. En este caso, no veo tan claro el fiarnos de esta puesto que la información retenida en ella si no es empleada a un rango muy corto de tiempo, tiende a decaer y puede ser alterada fácilmente por interferencias, lo que a mi parecer no proporciona una seguridad como para considerarla una memoria de la que debamos fiarnos en su totalidad. 
Finalmente, hablaré de la memoria a largo plazo, que bajo mi punto de vista probablemente es la que genera más polémica debido a los falsos recuerdos o a diversos métodos de hipnotismo, como bien puede ser la sugestión, que pueden llegar a manipular nuestros recuerdos; sin embargo, bajo mi punto de vista, considero que sí debemos fiarnos de esta, al ser la memoria en la que se almacenan todos nuestros recuerdos, que en su inmensa mayoría sí han ocurrido y no han sido manipulados. 
Como conclusión, considero que sí debemos fiarnos de nuestra memoria, aunque siempre debemos estar abiertos a que pueda haber algún tipo de error en nuestros recuerdos, dando igual el tipo de memoria al que queramos referirnos.